En sus primeros diez días en el cargo, y a través de una treintena de decretos, el presidente Joe Biden se apresura a desmontar algunas de las medidas que su predecesor Donald Trump había adoptado también sin pasar por el Congreso. Esta serie de decisiones fueron celebradas por el Partido Demócrata, por el que fue elegido, pero desató acusaciones de la oposición republicana de que contraviene a las promesas de campaña de Biden de ser un presidente de consensos.
El mandatario, asumido el 20 de enero, y sus asesores defendieron la necesidad de «deshacer el daño creado por Trump» y atender urgencias impostergables mediante los decretos, al tiempo que insistieron en que las medidas no pretenden sustituir la agenda legislativa del nuevo Gobierno, que ya presentó algunos grandes proyectos de ley.
Aunque Biden ha recurrido a más decretos que otros recientes presidentes en sus primeros días en el cargo, no es el único en apelar a esta potestad. El demócrata Bill Clinton firmó 364 decretos en sus dos mandatos, el republicano George W. Bush 291 también en ocho años en el cargo y Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente, 220.
Además, Biden avanza con la conformación de su gabinete, y varios de los nombres propuestos ya fueron aprobados por el Congreso. El exprecandiato presidencial Pete Buttigieg, de 39 años, fue confirmado por el Senado de Estados Unidos como nuevo secretario de Transporte, con lo que se convirtió en el quinto integrante del gabinete con el visto bueno de la cámara alta y el primer funcionario de ese rango abiertamente homosexual.
El Senado también aprobó hoy la designación de Alejandro Mayorkas como secretario de Seguridad Nacional. Fue el sexto funcionario del gabinete. De origen cubano, se trata del primer latino en ocupar el cargo, tras haber sido una de las primeras nominaciones anunciadas por Biden. Anteriormente, el Senado estadounidense había confirmado a Avril Haines como directora de Inteligencia Nacional, la primera mujer en ostentar el cargo; a Lloyd Austin como titular de Defensa; a Janet Yellen al frente del Departamento del Tesoro; y Antony Blinken como secretario de Estado.
Por otra parte, un centenar de funcionarios designados poco antes del fin de su mandato por el entonces presidente Donald Trump en distintas «asesorías» del Pentágono deberá buscar nuevo empleo, porque el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, eliminó al menos una treintena de grupos de asesoría política.
En las últimas semanas de la administración Trump, el entonces secretario de Defensa interino, Chris Miller, nombró a varios partidarios del expresidente para que se sumaran a estos consejos. En un memorando fechado el pasado sábado, Austin firmó el despido de todos los integrantes que desde el 16 de febrero de 2020 conformaban poco más de una treintena de grupos de asesoría. Ordenó además suspender la operación de otras 42 de estas juntas mientras el Pentágono revisa su actividad.
La medida de Lloyd no afecta de manera inmediata a aquellas designaciones llevadas a cabo por el Congreso o por el expresidente Trump, pero sí a aquellas que fueron obra de los anteriores secretarios de Defensa, o de los líderes militares de las Fuerzas A
La serie de decisiones unilaterales (decretos) sobre inmigración, economía, coronavirus y salud, clima y género, además de las nominaciones de un homosexual, un latino y una mujer -entre otros- en puestos relevantes dentro del gabinete de Biden, sumadas a la «limpieza» de ex partidarios de Trump en áreas clave del gobierno, denotan que el flamante presidente de los Estados Unidos pretende darle una impronta «progresista» a su gestión, y diferenciarse más aún de su predecesor.
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