Hace unas décadas atrás, el deporte favorito de los norteamericanos era el beisbol. Desde hace un tiempo ya, que ha sido desplazado por el futbol americano. Hoy día, ni siquiera la NBA con sus grandes figuras y su internacionalización, ha podido sacarlo de lo más alto del podio.
La NFL (National Football Leage) es la unión de dos ligas de este deporte. Por un lado, la Conferencia Americana o AFC (American Football Conference) y la más antigua, la Conferencia Nacional o NFC (National Football Conference).
En el torneo participan 32 equipos, 16 por conferencia, y juegan 16 partidos cada uno contra rivales de ambas conferencias. Luego, los que hayan logrado una mejor campaña pasan a los playoffs, y el mejor de cada conferencia arranca una instancia más adelante. Es como si en un mundial el mejor de los grupos de la A a la D y el mejor de la E a la H comenzaran desde cuartos de final, mientras el resto lo hace desde octavos. En esta segunda parte, los juegos son a eliminación directa, el que pierde se va a su casa.
El punto máximo de la competencia es el Super Bowl, es decir el enfrentamiento entre el campeón de la Americana (AFC) y el campeón de la Nacional (NFC). Este partido único se juega en un estadio elegido con años de anterioridad, así como la Champions League o, ahora, la Copa Libertadores. Esta vez el elegido fue el Raymond James Stadium, hogar de los Tampa Bay Buccaneers.
Este año el Super Bowl LV, o en español el Super Tazón 55, fue el espectáculo deportivo más visto de los EE. UU. con alrededor de unos 96 millones de espectadores. Se dio cita el domingo 7 de febrero a las 20:30, hora local, en Tampa Bay, Florida. El encuentro lo disputaron los últimos campeones defensores del título, y favoritos, los Kansas City Chiefs por la AFC, contra el equipo local, Tampa Bay Buccaneers representando a la NFC.
Esta fue la primera vez en la que un equipo juega un Super Bowl en su propio estadio. Además, tuvo la particularidad de que el estadio no estuvo colmado de fanáticos, debido a las restricciones por la pandemia. Solamente dejaron ingresar a 22 mil personas, de las cuales 7500 eran empleados del sistema de salud, con entrada gratuita. El resto de las entradas oscilaba entre 8 mil y 45 mil dólares.
Pero no por eso tuvo menos emoción. Previo al encuentro estuvo el saludo del nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el himno entonado por varios artistas, los fuegos artificiales y el pasaje de aviones militares por sobre el estadio. También hizo su presencia The Weekend en el espectáculo del medio tiempo y cuando finalizó el encuentro el equipo local estaba levantando el trofeo en su propia casa.
Ahora, sólo resta esperar hasta agosto, cuando las hombreras chocarán nuevamente y hasta febrero del 2022, para ver si los Bucs repiten la historia o habrá nuevo campeón.
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