
El domingo 7 se disputó el Super Bowl entre los Tampa Bay Buccaneers y los Kansas City Chiefs. Estos, campeones del certamen anterior, llegaron como los máximos favoritos a ganar la final. El talento ofensivo, liderado por su mariscal de campo, Patrick Mahomes, y seguido por sus armas favoritas, el receptor Tyreek Hill y el ala cerrada Travis Kelce, daba a pensar que repetirían la historia y se consagrarían nuevamente.
Del otro lado, Tampa Bay, que no había clasificado a playoffs el año anterior, esperaban dar la sorpresa. Habían adquirido un nuevo mariscal de campo y líder de equipo, Tom Brady. Con él también llegaron Rob Gronkowski -quien salió del retiro para jugar otra vez-, el receptor problemático Antonio Brown y el corredor Leonard Fournette. Todos anotaron al menos un touchdown en el Super Bowl.
El primer cuarto presagió lo que iba a suceder por el resto del encuentro. Por el lado de los Chiefs, Patrick Mahomes corriendo por su vida y tratando de hacer magia con el balón, los receptores de Kansas City desperdiciando oportunidades, la defensiva cometiendo infracciones, y no llegaron ni siquiera a la yarda 10 del rival.
En contraste, los Buccaneers jugaron con aplomo, Tom Brady sacó a relucir su experiencia en estas instancias y en ningún momento arriesgo la pelota, utilizaron a Leonard Fournette para los acarreos, la línea ofensiva de los Bucs mantuvo a raya a la defensiva de los Chiefs y línea defensiva de Tampa penetró a la ofensiva de los Chiefs una y otra vez con tan solo cuatro jugadores.
La primera mitad finalizó 21 a 6 en favor de Tampa. La segunda mitad sirvió para que Mahomes recibiera más golpes y el partido culminara 31 a 9, dando así el batacazo y dando a los Buccaneers su segundo título después de años de frustraciones.
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