El juicio por corrupción del expresidente sudafricano Jacob Zuma, cuyo encarcelamiento hace unos diez días provocó un estallido de violencia en el país con un saldo de más de 200 muertos, se reanudó este lunes de forma virtual.
Envuelto en múltiples escándalos y acusaciones por corrupción, el exjefe de Estado de 79 años es juzgado en un caso de sobornos que data de hace más de dos décadas.
El estallido de violencia comenzó el 9 de julio en el bastión de Zuma en Kwazulu-Natal, en el este del país, al día siguiente de su encarcelamiento por 15 meses por desacato, y se extendió luego a Johannesburgo, en medio de un desempleo desenfrenado y nuevas restricciones para combatir la pandemia.
En la mañana del lunes, numeroso soldados y policías se posicionaron en el centro de Pietermaritzburgo, la capital de Kwazulu-Natal. Las calles adyacentes también eran patrulladas y un helicóptero sobrevolaba la zona.
Zuma, con traje oscuro y corbata roja, apareció en la pantalla desde su prisión de Estcourt, a menos de un centenar de kilómetros.
La audiencia, como ocurre a menudo en Sudáfrica, era televisada.
Los abogados de Zuma escribieron el domingo al tribunal para precisar que iba a cuestionar la decisión de que la audiencia fuese virtual, argumentando que violaba los derechos constitucionales de su cliente.
Las autoridades sudafricanas instauraron desde fines de junio numerosas restricciones para frenar una tercer ola particularmente mortífera de coronavirus.
Entre esas medidas está la de incitar a los tribunales a celebrar sus audiencias de manera virtual.
Sudáfrica atraviesa una tercera ola terriblemente mortal, alimentada por la contagiosa variante Delta del coronavirus. Es el país africano más afectado por la pandemia con 2,3 millones de casos y más de 66.800 muertos.
Pero en este caso, el juez Piet Koen precisó que la decisión estaba vinculada con la inestabilidad en la provincia, por lo que se evitó que Zuma saliese de su celda.
Los partidarios de Zuma, se movilizan a menudo en cada uno de sus desplazamiento para apoyarlo.
Están acusados de haber fomentado el caos de los últimos días, que el presidente Cyril Ramaphosa calificó de intento orquestado de desestabilizar al país.
La ministra interina de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni, denunció el viernes «un sabotaje económico».
Las acusaciones
El exmandatario debe responder por doce cargos de fraude, corrupción y estafa vinculados con la compra en 1999 de material militar a cinco compañías de armamento europeas, cuando era vicepresidente.
Está acusado de haber embolsado más de 277.000 dólares, especialmente del grupo francés Thales que era una de las empresas que obtuvo jugosos contratos por un valor global de unos 3.300 millones de dólares.
El gigante francés de la defensa también está acusado de corrupción y lavado de dinero. Zuma, como Thales, siempre negaron esas acusaciones.
La influencia de Zuma
A pesar de los numerosos escándalos de corrupción que salpicaron su presidencia, Zuma conserva una influencia real, incluyendo en el seno del Congreso Nacional Africano (ANC, según sus siglas en inglés), el histórico partido en el poder, que este domingo celebró el «Día de Nélson Mandela», donde se honra al expreso político, luchador contra el apharteid y expresidente sudafricano.
Este juicio ya fue postergado en varias ocasiones, debido a que el expresidente multiplicó los recursos para ello.
Durante la anterior audiencia en mayo Zuma se declaró inocente, y de inmediato el proceso se postergó.
Sus abogados reclaman también la recusación del abogado del ministerio público, Billy Downer, por parcialidad. Downer prevé por su parte citar a más de 200 testigos.
Zuma fue obligado a renunciar en 2018 tras la revelación de una serie de escándalos. Dos años antes, un devastador informe detalló cómo unos hermanos empresarios de origen indio, los Gupta, saquearon recursos públicos bajo su presidencia (2009-2018).
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