El Rojo recibió a Sarmiento en el marco de la 17° fecha de la Liga Profesional de Fútbol. Con la presencia de sus hinchas y con la intención de quedarse con los tres puntos, pudo ponerse en ventaja a los cinco minutos por intermedio de Lucas Romero, sin embargo un cabezazo de Gondou dejó igualado el marcador.
La historia comenzó de buena manera para los dirigidos por Julio César Falcioni. En el inicio, el local proyectó el juego por las bandas, sobre todo por el sector derecho con las subidas de Fabricio Bustos y el mano a mano que proponía Rodrigo Chila Márquez en su primer partido desde el arranque.
A los cinco minutos de la primera etapa y tras una ejecución de tiro libre de Alan Soñora, Lucas Perro Romero se encontró solo con el arquero y definió para poner en ventaja al Diablo. El volante central venía de tener flojas actuaciones y pudo descargarse en el grito de gol.
Sin embargo, cuando todo parecía estar bajo control, Independiente comenzó a complicarse solo. Errores no forzados en la salida, pelotazos sin destino por parte de Joaquín Laso, el primer marcador central de muy flojo partido y algunas desatenciones comenzaron a desdibujar al Rey de Copas.
Por el lado de visitante, se adelantó algunos metros y empezó a disputar el encuentro en la mitad de la cancha, apostando a algún contragolpe efectivo. Por el sector izquierdo Gabriel Alanis buscó ganarle la espalda a Bustos y ensayar un centro para Luciano Gondou, el centrodelantero del Verde.
En el primer ataque certero, Sarmiento se encontró con la igualdad. Tras un saque largo de Vicentini y un centro preciso desde la derecha de Martín García que encontró bien ubicado a Gondou que cabeceó solo ante la pasividad de Laso que solo se dedicó a observar el balón. 1 a 1 y a cobrar.
De allí en más, el dueño de casa se quedó sin demasiadas ideas. Solo atinó a jugar mano a mano con los extremos, tanto Velasco como Márquez pero sin respaldo del resto del equipo. En ese manojo de nervios y de murmullos por parte de la parcialidad, Independiente fue empeorando con el pasar de los minutos. Sin conexión y sin profundidad fueron solo arrestos individuales.
Las situaciones más claras fueron un cabezazo de Insaurralde, tras un tiro de esquina, que tapó de modo espectacular Manuel Vicentini y otro de Togni, más débil, fueron las únicas ocasiones que pudo generarse Independiente, que tuvo más la pelota en su poder, pero que no tuvo el poder para saberla utilizar. Y el empate final reactivó los insultos para jugadores y dirigentes. No se salvó nadie.
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