El Boca del entrenador Sebastián Battaglia se vio sorprendido este domingo por la noche noche ante el Central Córdoba de su colega Sergio Rondina y su planteo ofensivo, que lo venció por 1 a 0 en el estadio Único-Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, logrando el «ferroviario» ganarle a los «xeneizes» por segunda vez en la historia después de 55 años.
Boca se vio superado como pocas veces ante un rival sensiblemente inferior en jerarquía individual en esta segunda fecha del campeonato de la Liga Profesional, porque esta no tuvo su correlato con la parte colectiva, en la que los dirigidos por Sebastián Battaglia se mostraron inconexos entre líneas.
Por empezar Boca se mostró endeble de mitad de cancha hacia atrás y mejor posicionado desde ese lugar hacia delante, pero el doble nueve que propuso Battaglia con Nicolás Orsini y Darío Benedetto, dejando en el banco a Sebastián Villa, no estuvo fino cuando pisó el área local.
Seguramente el director técnico boquense pensó más el partido con su equipo como dominador y no como dominado, ya que esto último, que fue lo que sucedió, implicaba que Villa tendría que haber sido titular para salir de contra ante los espacios que por esa postura ofensiva iba a dejar su rival.
Pero su colega Sergio Rondina pensó el mismo partido que Battaglia para los suyos, y por eso los santiagueños salieron a copar la mitad de la cancha con el doble cinco que conformaron Enzo Kalinski y Jesús Soraire, apoyados por Alejandro Martínez a la derecha y todo el fútbol que desplegó por izquierda la figura de la cancha, Francisco González Metilli, que a todo su juego le sumó nada menos que el gol de la victoria.
Así las cosas, los anfitriones se fueron constituyendo en dueños de las mejores acciones de peligro durante el primer tiempo, donde siempre Agustín Rossi tuvo que estar más atento que su colega de enfrente, el chileno Christofer Toselli, porque la pelota siempre merodeó más su valla que la local.
Recién después de los 20 minutos del segundo tiempo, cuando ya su equipo perdía 1 a 0 y Rossi le había contenido un penal a Renzo López (como en el partido anterior aquí, donde le atajó uno y le convirtió otro), que en el rebote anotó Jesús Soraire pero el árbitro Pablo Echavarría anuló a instancias del VAR por invasión del goleador, Battaglia decidió poner a Villa. Y lo más curioso fue que hizo ingresar a Luis Vázquez cuando apenas restaban dos minutos para cumplirse los 90 regulares.
La incomodidad de Orsini durante los 65 minutos que estuvo en cancha y el bajo nivel que viene observando Benedetto de un tiempo a esta parte también incidieron en la orfandad ofensiva boquense, y esto no solamente fue culpa de ambos jugadores, sino también del entrenador.
Pero más allá de las responsabilidades compartidas, recién Boca se metió dentro de la casa de Central Córdoba sobre el final, primero con un disparo bajo de Villa, luego con sendos cabezazos frontales de Marcos Rojo y Benedetto, y la más clara, en el descuento, de Vázquez, con un zurdazo bajo, contra el palo izquierdo, que se fue por centímetros ante un Toselli tan resignado como el entrenador blanquinegro.
Después llegaron los ocho minutos de descuento, al final de los cuales se desató la celebración de los hinchas locales que coparon el moderno estadio santiagueño al que concurrieron 10.000 aficionados «neutrales» que alentaron vivazmente al conjunto «xeneize».
Inclusive algunos de ellos invadieron el campo de juego al término del encuentro para pedirles camisetas y fotos a los futbolistas boquenses. Mientras tanto los locales saludaban a sus jugadores desde las tribunas.
Es que desde 1967, cuando le ganó 2-1 por única vez en la historia en aquellos viejos campeonatos Nacionales que Central Córdoba no le ganaba a Boca, y esta noche volvió a hacerlo después de 55 años.
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