San Lorenzo y Huracán se reencontrarán este sábado en el Nuevo Gasómetro para la disputa de un clásico que pondrá en juego el orgullo del barrio y, en paralelo, tendrá incidencia en todos los frentes de competencia de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol (LPF).
Este partido interzonal de la séptima fecha se jugará desde las 16 con localidades agotadas, será arbitrado por Pablo Echavarría, el VAR estará a cargo de Lucas Novelli y transmitido por TNT Sports.
Cada clásico es una cuestión de honor para Boedo y Parque de los Patricios, pero también una prueba con impacto emocional en la lucha por los objetivos de uno y otro. En este caso, la ilusión y el morbo son dos condimentos que sazonan fuertemente el juego en el Pedro Bidegain.
Los dos comparten la misión de pelear por la clasificación a los cuartos de final de la Copa de la Liga y se diferencian en la puja que llevan adelante en la tabla acumulada del año. En ella, San Lorenzo defiende una plaza de acceso a la Copa Libertadores 2024 y Huracán persigue con urgencia su alejamiento de la zona de descenso, la que habitó hasta hace pocas fechas.
El resultado en el Bajo Flores puede incidir en cualquiera de esas disputas y dejar en el eventual ganador y perdedor una marca determinante para lo que vendrá. Bajo esa lógica, Huracán asume un riesgo mayor porque la derrota complicaría su situación en la pelea por la permanencia e incluso podría bajarlo de la punta de la Zona A, a la que llegó impulsado por su buen momento.
Es que el equipo de Diego Martínez, a pesar de su incómoda situación con el descenso, encadenó una serie de ocho victorias en los últimos diez partidos con un funcionamiento colectivo que tuvo su nivel más alto en la reciente goleada sobre Velez Sarsfield (3-0).
Desde el inicio de la Copa LPF, el Globo se juega una final en cada jornada y hasta el momento, salvo excepciones, ha dado la talla en el juego y el marcador. La cuenta pendiente sea acaso ratificarlo en condición de visitante, en la que perdió sus dos partidos en la competición (1-2 vs. Talleres y 0-1 vs. Independiente).
El desafío de hacerlo en el Nuevo Gasómetro supone un grado máximo de dificultad por la estadística histórica adversa: sólo pudo ganar una vez en 18 clásicos, fue por 1-0, la mañana del 9 de diciembre de 2001.
San Lorenzo se aferra a esa racha y a la dureza que forjó bajo la conducción de Rubén Darío Insua, lo que le permitió pelear por objetivos mayores con un plantel acotado en cantidad y jerarquía. El Ciclón, además de ubicarse en zona de Libertadores, se encuentra en cuartos de final de la Copa Argentina, instancia que disputará el miércoles próximo ante San Martín de San Juan.
El año azulgrana es de aceptable a bueno pero no así el momento puntual del equipo. En la Copa de la Liga, si bien está invicto, acumula cinco empates consecutivos y en las últimas dos presentaciones, los 0-0 de visitante frente a Estudiantes y Tigre, registró sólo dos tiros efectivos al arco rival.
Insua quedó preocupado por la prestación colectiva en Victoria y durante la semana enfocó el trabajo en la recuperación de juego para ganar volumen ofensivo. Por torneo de Liga, San Lorenzo no gana en casa desde el 1 de julio (1-0 vs. Rosario Central).
El clásico en el Gasómetro se presenta también como una pulseada entre dos de los delanteros de mejor actualidad en el fútbol argentino: Adam Bareiro y Matías Cóccaro. El paraguayo, con cuatro tantos, y el uruguayo, con cinco, son escoltas del máximo anotador de la Copa, Luciano Gondou (6), de Argentinos Juniors.
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