La sociedad no admite las diferencias en esos países y reacciona violentamente.
En el techo de la oficina del alcalde de Tirana, la capital de Albania, las lesbianas Alba Ahmetaj y Edlira Mara celebraron una ceremonia de boda no oficial, un movimiento simbólico que esperan que promueva los derechos LGBT+ en el conservador país balcánico.
Los invitados arrojaron pétalos blancos mientras la pareja, vestida con ondulantes vestidos blancos, se acercaba al altar que dominaba el centro histórico de la ciudad.
Cuando terminó la ceremonia, besaron y abrazaron a sus hijas gemelas de tres años.
El matrimonio entre personas del mismo sexo no está permitido en Albania, de mayoría musulmana, y su unión no será reconocida por el Estado.
Pero la pareja, casada por dos pastores británicos, quería enviar un mensaje. «Nestra sociedad es muy patriarcal y homofóbica», afirmó Ahmetaj antes de la ceremonia.
Tres pisos más abajo, la Policía vigilaba la entrada del edificio en caso de protesta.
«Gente enferma”
Cuando se anunció la boda en las redes sociales un día antes, la publicación estuvo inundada de discursos de odio. «Gente enferma. Deberías arder en el infierno», escribió otro.
Si bien la mayor parte de Europa occidental avanzó hacia el matrimonio igualitario, los derechos están restringidos en gran parte de Europa central y oriental.
La vecina Grecia aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo a principios de este año, y Kosovo, que también tiene una mayoría étnica albanesa, está considerando reconocer pronto las uniones entre personas del mismo sexo.
Pero los líderes musulmanes y cristianos tienen una fuerte influencia en Albania y se opusieron a tal cambio.
Según un informe de la UE del año pasado, alrededor del 40% de la comunidad LGBT+ albanesa denunció incidentes de discriminación. Sólo una quinta parte de ellos fue denunciada a la Policía.
Amenazadas por un francotirador
El 10 de febrero, Mara y Ahmetaj estaban tomando café con sus hijas en un local de Tirana cuando ambos recibieron mensajes en Facebook diciendo que un francotirador les dispararía «en medio de la frente» si volvían allí, reveló Mara.
«Tuve miedo de recorrer ese camino durante días… el peligro en mi mente todavía está presente», declaró a la agencia de noticias Reuters.
Pero aún así las mujeres luchan por sus derechos y acudieron a los tribunales para que se les reconozca como coprogenitoras de sus hijas. Si esto fracasa, planean remitir su caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo.
«No dejaremos de luchar. Nuestras hijas merecen tenernos a ambas en documentos oficiales», afirmó Mara, la madre biológica.
La ceremonia de bodas tuvo lugar al anochecer frente a la plaza principal de Tirana. Unas cuantas docenas de invitados bebieron vino y animaron a sus amigos mientras que los peatones distraídos disfrutaban de una cálida tarde.
«A quienes están en contra de este matrimonio les digo que nada cambiará, la tierra sigue girando, Albania seguirá siendo pobre y contaminada», afirmó Xheni Karaj, un activista LGBT+ cuya pareja atrapó el ramo nupcial.
¿Qué pasa en Kosovo?
En un apartamento de Pristina, actores homosexuales ríen y lloran durante los ensayos de una obra que ridiculiza a los políticos homófobos y defiende la igualdad de derechos para la comunidad LGBTQ+ en Kosovo, que pronto podría convertirse en el primer país de mayoría musulmana en permitir las uniones entre personas del mismo sexo.
Está previsto que la obra se represente durante la Semana del Orgullo, en junio, pero también podría coincidir con la votación en el Parlamento de un nuevo Código Civil que legalice las uniones civiles entre personas del mismo sexo. No está claro exactamente cuándo se celebrará la votación, pero el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, subrayó el mes pasado que sería pronto.
La aprobación del código, aunque todavía incierta, supondría un gran impulso para los derechos LGBTQ+ en el conservador país balcánico, aunque muchos miembros de la comunidad temen que no altere actitudes arraigadas.
Durante los ensayos, la directora de teatro lesbiana Arlinda Morina apuntó que formalizaría su relación con su pareja si se aprobaba la ley.
«Hará mucho ruido y dará una pequeña sacudida al país, pero no creo que cambie mucho la forma en que se nos trata. ¿Qué podría cambiar el matrimonio si te siguen escupiendo e insultando por la calle?», reflexionó.
En Kosovo, donde más del 90% de la población es musulmana, el primer ministro Kurti se enfrenta a las objeciones de algunos de sus propios parlamentarios, incluidos los conservadores islámicos que bloquearon anteriores intentos de aprobar el proyecto de ley.
Entre los opositores está Duda Balje, diputada y presidenta de la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos.»No queremos que la presión de una pequeña comunidad anule lo que piensa la mayoría», declaró a Reuters.
La Constitución de Kosovo, aprobada cuando la antigua provincia yugoslava declaró su independencia en 2008, indica que todo el mundo tiene derecho a casarse, pero que deben aprobarse leyes para regular los matrimonios. (NA)
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