Más de 1,800 millones de dosis de inoculantes habían sido prometidas por las principales potencias y laboratorios. Sin embargo, hasta el momento, solo se han distribuido unas 261 millones a Estados pobres. A mediados de septiembre, apenas el 5% de los habitantes africanos en condiciones de vacunarse había recibido la vacuna.
Las grandes farmacéuticas y los países de occidente solo han logrado donar un 14% de vacunas contra el covid-19 de las que habían prometido dársela a países pobres o en vía de desarrollo. La afirmación proviene de la ONG People’s Vaccine Alliance, que a una semana de la cumbre del G20 en Roma, instó a las potencias a un reparto equitativo de los fármacos y la liberación de las patentes.
Un ejemplo es el del Reino Unido, en junio pasado en plena cumbre del G7, anunció una donación de 100 millones de vacunas contra el coronavirus. Hasta ahora, solo la administración de Johonson alcanzó el 9,6% de ese objetivo. Por el lado de la Unión Europea, Alemania alcanza el 12% de las 100 millones de vacunas que prometió, mientras que Francia, de los 120 millones que el Ejecutivo al mando de Macron anunció, solo entregó un 9%.
Cruzando el Atlántico, Washington ha distribuido una cifra de 177 millones de vacunas contra el coronavirus, lo que significa un 16% de la promesa de 1.100 millones de dólares en dosis para el país que comanda Joe Biden. Mientras que Canadá apenas repartió el 8% de los 40 millones de inmunizantes que anunció iba a dar a países en vías de desarrollo.
Los gobiernos británicos y el alemán no han manifestado ningún tipo de intenciones en avanzar para renunciar a las propiedades intelectuales de las dosis y tratamientos contra el covid-19. A la mezquindad de las potencias, se les suma la de las empresas farmacéuticas al negarse a compartir su tecnología con la OMS.
“Es dolorosamente claro que el mundo en desarrollo no puede confiar en la generosidad y la caridad de las naciones ricas y las compañías farmacéuticas, y como resultado, cientos de miles de personas están muriendo a causa de Covid-19. Esto es más que espantoso «. declaró Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.
Los gigantes de la industria farmacéutica tampoco han cumplido con sus promesas de donaciones. AstraZeneca, Pfizer, BionTech, Moderna y Johnson & Johnson se comprometieron a dar casi 995 millones de inoculantes para combatir el coronavirus. Solamente un 12%, lo que equivale a 120 millones de vacunas, han sido entregadas por los monopolios de la salud a los distintos Estados que las requieren.
Una demanda que no puede esperar
En la Asamblea anual de las Naciones Unidas, el reclamo de los estados africanos por acelerar el proceso de vacunación fue casi unánime. “Es una acusación contra la humanidad que menos del 1% de las dosis de vacunas del mundo se hayan destinado a países de bajos ingresos” enfatizó Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica.
La desesperada carrera entre potencias para acumular vacunas contra el covid-19 ha provocado que algunos Estados acumulen el triple de inoculantes que su población necesita. En contraposición a las dificultades que África tiene para acceder a las dosis, Estados Unidos ha desperdiciado 15 millones de fármacos este año, con esa cantidad se podría haber inoculado (al menos una vez) a toda la población de países como Senegal, Somalia, Ruanda, Túnez o Guinea.
Maaza Seyoum, miembro de African Alliance y People’s Vaccine Alliance África, dijo: “En todo el mundo, los trabajadores de la salud están muriendo y los niños están perdiendo a sus padres y abuelos. Dado que el noventa y nueve por ciento de las personas en los países de bajos ingresos aún no están vacunadas, ya hemos tenido suficiente de estos pocos gestos tardíos”.
Las conclusiones que arroja el informe de People’s Vaccine Alliance son: Suspender la propiedad intelectual de las vacunas, pruebas y tratamientos médicos contra el Covid. La inversión en industrias descentralizadas en países no ricos para evitar el monopolio y la escasez de vacunas para alcanzar la capacidad de producción. Cumplir el objetivo de la OMS de vacunar al 40% de la población mundial para fines de 2021 y al 70% para mediados de 2022, además de reclamar a las grandes farmacéuticas que compartan datos, conocimientos y tecnología de Covid-19 a la Organización Mundial de la Salud.
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