El 7 de julio de 2021 era acribillado en su residencia Jovenel Moïse, presidente haitiano desde 2017. A un año del magnicidio, la causa está paralizada en medio de un país sumergido en una profunda crisis social, económica y un enorme vacío de poder judicial y político.
Haití, el país caribeño que desde hace décadas atraviesa una delicada situación social amanecía hace un año con la noticia del asesinato de su mandatario. Moïse, que había tomado el poder en Puerto Príncipe desde 2017, fue acribillado a balazos por un grupo comando de mercenarios que tomó la residencia presidencial durante la madrugada.
La investigación sobre el crimen está estancada desde hace meses. Una de las últimas novedades es que la justicia de los Estados Unidos apuntó a un empresario llamado Rodolphe Jaar, de nacionalidad haitiana y chilena. Se lo acusa de haber aportado armamento al grupo de colombianos que mató al presidente. De ser encontrado culpable, se enfrenta a la pena de reclusión perpetua por parte del juzgado federal con sede en Miami que lo investiga.
Además de Jaar, en la justicia norteamericana hay otros dos imputados en el atentado, el ex senador haitiano, John Joel Joseph y el exsoldado colombiano, Mario Palacios. Cabe destacar que Puerto Príncipe arrestó a 40 personas que se presume están involucradas en el complot que terminó con la vida del jefe de Estado, entre ellos hay 18 ex militares colombianos. La justicia de Miami dice que en principio el plan era secuestrar a Moïse, pero por motivos que están aún bajo investigación, se decidió a asesinar al presidente.
Se cumple un año y todavía la justicia local y la extranjera no han podido determinar el móvil del ataque a Jovenel Moïse y su esposa, que logró sobrevivir a los disparos. Tras el magnicidio, los secuestros y los crímenes en Haití se incrementaron por el vacío de poder, a la cual se le suma un terremoto poco más de un mes después del hecho, y que la isla aún continúa recuperándose del movimiento sísmico de 2010, que dejó cientos de miles de fallecidos.
Actualmente Ariel Henry es el titular del gobierno haitiano, jamás pudo lograr avances significativos en la investigación y mucho menos llevar al país a una transición ordenada por medio de un acuerdo político para el llamado a elecciones. El crimen organizado es el verdadero poder ante una justicia inexistente, a ese factor se le suma la calamidad que provocaron los desastres naturales y la pandemia de coronavirus.
Jovenel Moïse tenía 53 años al momento de ser asesinado, estaba casado con Martine Moïse. El 7 de febrero de 2017 se había transformado en el 42° presidente de Haití, aunque con una muy baja participación electoral. En 2019 estallaron protestas callejeras debido al alza en el costo de vida de los haitianos, las manifestaciones dejaron casi 20 muertos. En febrero de 2021, Moïse había dicho que logró frustrar un intento de golpe.
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